Hace un año me pregunté "¿Por qué no?";

Hace un año me saqué muchos prejuicios de encima;

Hace un año me di cuenta de que nadie viviría mi vida si no lo hacía yo misma;

Hace un año me propuse dejar de preocuparme en lo que opinaban los demás;

Hace un año decidí canalizar las malas energías en algo mas productivo;

Hace un año dejé salir todo lo que tenía para decir a través de este blog...

Este pequeño y humilde espacio que cree para compartir lo que tanto me gusta cumple su primer año (y esperemos que muchos más) y quiero agradecer a los que se toman unos minutitos al día en leer las palabras de esta delirante persona que tanto disfruta de hablar y vivir moda.

Y como bitácora para generaciones futuras (o sea, para mi misma cuando sea vieja), quiero dejar asentados los números de este año de mi pequeño bebé que tantas cosas lindas me hizo vivir:

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... y 1 maravilloso año!

¡¡¡Gracias!!!

El pasado viernes 18 de mayo, la emergente marca de indumentaria Bolivia festejó su primer año en la ciudad de Rosario con un evento con música en vivo, juegos de la mano de su aliado Campari, tragos y, por sobre todo, la sensación de que los hombres también pueden vestirse bien. Si bien esta marca creada por Gustavo Samuelián en el 2005 produce ropa para ambos géneros y distintos rangos de edad, su mercado fuerte son las prendas para los caballeros, que sin duda se robaron la atención de esta humilde redactora en dicho evento.

Muchas veces escuché decir que la moda para los hombres era aburrida, mas que nada por lo acotadas que son los tipos de prendas para este género, pero Bolivia destruyó esa teoría presentando originalidad en cada una de las que pude distinguir. Desde parcas con piel (mi favorita), hasta distintos largos de sacos y abrigos combinados con distinta botonería, corte de mangas o incluso cierres, también pasando por estampas y tramas de telas, los hombres por primera vez le robaron el protagonismo a las chicas asistentes logrando que decidiese solo enfocarme en ellos y lo que vestían.

El evento fue al aire libre y la noche acompañó muy bien, pero el frío que llegó esta semana no podía no estar presente, por lo que decidí abrigarme un poco más de lo que venía acostumbrada con una camisa de jean, un blazer super invernal, jeans muy cómodos, mocasines vintage y, mi alma gemela del mundo de los accesorios: un moño gris. Gracias a FloraHunter por las fotos del look!

Podés ver mas info y fotos en Modápolis.

Quién no sepa que esta bella actriz es (¿fue?) una gran marcadora de tendencias, lamento avisarle que se está perdiendo de una persona muy interesante de observar y analizar, si de moda hablamos. Sienna Miller no solo es divina y pasó por los brazos de Jude Law cuando estaba en su mejor momento, sino que también se destaca por sus elecciones a la hora de vestirse, ya sea para la rutina diaria, como para eventos o premieres.

Durante la pasada gala del MET, en la ciudad de Nueva York, que celebró la apertura de la exhibición de cada año de la revista Vogue en el tan conocido museo bajo el nombre "Punk: Chaos to Couture", esta despampanante rubia se vistió de pies a cabeza por Burberry, optando por un simple vestido blanco que contrastara con la rockera campera de cuero que llevaba logrando un balance justo. Pero la cuestión del post no era lo que más atención se llevó, sino que su novedoso accesorio para la cabeza.

Las vinchas pisan fuerte en la moda desde su boom en los años 50, siempre reinventandose y adaptandose a los nuevos estilos que se adoptan en cada década, pero creo no haber visto (o sentido una gran presencia) de lo que decidí llamar la "media vincha". La discontinuidad del accesorio, que puede tener sus orígenes en la tendencia de lo cut-out o recortes, solo recoge la mitad de su cabellera como si fuera una hebilla pero siguiendo la estructura de una invisible vincha que hace la ilusión de terminar en los piercings de su oreja. No termino de decidirme si me gusta o no, o incluso si lo adoptaría, pero debo admitir que es un novedoso giro a esta tendencia.

Media vincha, ¿si o no?

Botas de la colección O/I '09 de Nina Ricci

Los excéntricos zapatos hechos de desechos de elefantes

Izq.: Los zapatos Armadillo de McQueen sobre la pasarela | Der.: La heredera de la cervecería y artista, Daphne Guinness luciendo los Armadillo en plena Red Carpet

Alexander McQueen en toda su gloria creativa

Campaña O/I '13 de Ricky Sarkany en el maravilloso Glaciar Perito Moreno

Esta fue la pregunta que se pasó por mi cabeza mientras paseaba por un shopping local y posaba mis ojos sobre un par de zapatos en la vidriera de Ricky Sarkany. Tengan en cuenta que esta pregunta viene de una abanderada de "cuanto mas alto el taco, mejor", pero una cosa es verlo en producciones de moda y desfiles internacionales de alta costura y otra muy distinta, es verlo listo para ser llevado a casa de una "civil" de la moda: la mujer común y corriente. Dentro de esas mujeres encontramos distintos grados de amor por la altura, desde las que no pueden ni verlos de cerca hasta llegar a las que amamos los tacos y disfrutamos de sufrirlos solo por lo lindos que lucen pero creo que todas coincidimos en algo: todo tiene un límite. Y si hay algo que la añadidura de centímetros en la altura de los zapatos, que viene aumentando año a año, parece no tener es un límite.

Para empezar, saquemos el factor dolor: olvidémonos de como quedarían nuestros pies luego de usarlos unas horas, porque es la única manera de ser objetivas y juzgarlo por exclusivamente por su estética. ¿Cuán lejos estamos del zanco? Sin exagerar, creo que hemos llegado a un punto bastante ridículo, del que en unos 10 años (o menos) estaremos riéndonos al recordar las tendencias de la época, como ahora hacemos de los anillos de pompón o las remeras con estampas fosforescentes.

Y nada personal tengo con Ricky Sarkany ni con cualquier otra marca local, porque obviamente toda tendencia que se instala acá viene dos temporadas antes de Europa.

¿Buscamos responsables? Esta bien. Debo anunciarles de antemano que ellos no serán ni Miuccia Prada ni Phoebe Philo ni cualquier diseñador que pueda ocurrirseles. Las responsables somos nosotras, las consumidoras, que no ponemos filtro a la oferta que las marcas nos dan porque si todas las grandes marcas lo están haciendo, entonces esta bien, ¿no?

No.

En realidad, cada uno puede hacer lo que quiera, pero el punto de este humilde post es la falta de objetividad de nuestro criterio y lo poco que realmente observamos lo que consumimos. ¿Nos gusta realmente lo que compramos? ¿O la gran oferta de productos nubla nuestro juicio? Solo es cuestión de ser concientes de esto y no dejar que las luces nos deslumbren.

Fotos: Sarkany Trends & Google Images