¡Estoy de vuelta! Decidí tomarme estos últimos dos meses para concentrarme exclusivamente en una meta académica que podría significar la obtención de mi título de Diseñadora Gráfica. No voy a cantar Victoria todavía ya que debo esperar unas largas semanas a recibir la nota, pero esperemos que pronto se pueda dar.
Hoy les traigo algunos consejos y soluciones prácticas para esta hermosa y mágica etapa del año: El recambio de prendas en nuestros placards. Si, las temperaturas bajan y las mangas se alargan pero llega ese momento en que el hermoso vestido que te compraste te hace temblar como un cubito de hielo. Es hora de sacar los pulloveres y almacenar las sandalias.
BOLSAS AHORRA ESPACIO. Esta sea, tal vez, la mejor invención para esta actividad, la cual descubrí gracias a dos amigas que partían de viaje por unos largos meses y no sabían como comprimir sus pertenencias en una sola valija. Se trata de bolsas de almacenaje herméticas que se cierran al vacio con la aspiradora. ¡Si! Como guardar un sandwich en una bolsa Ziploc y que quede fresco por unos días. Eso mismo sucede con nuestra ropa.
Se introducen las prendas en las distintas medidas de bolsas que se pueden conseguir, se cierran con la presión de los dedos y luego, en unos instantes, nuestra ropa se contrae, pudiendo ser guardada libre de arrugas, polillas e incluso malos olores.
Yo compré las mías en Easy. El pack de 2 bolsas de 90 x 70 cm, tanto como el envoltorio que contiene una bolsa de 130 x 90 cm, cotiza en $100 pesos argentinos.
DONAR Y REGALAR. Es el momento ideal para despegarnos de cosas que no usamos y ocupan espacio que tan bien podríamos aprovechar de cientas de maneras distintas. Ese pantalón que guardás desde hace dos años esperando a que te vuelva a entrar: Adiós. La remera que usaste mil veces y empezó a perder el color: Au revoir. Las ojotas de plataformas que no sabés como accediste a comprarte: Hasta la vista, baby. Mirá la prenda y preguntate a vos misma: "¿Si viera esto en un local de ropa hoy, me lo compraría?"
Hay mucha gente que necesita de la ropa y no mira ni modas ni antiguedad. ¿Para que abandonar algo en nuestros cajones cuando hay una persona que podría darle mejor uso?
ANALIZÁ QUE USAS. Si no estás segura de que vestís y que no para poder despegarte de tus prendas, existe una manera muy sencilla. Aprovechá el cambio de prendas en tus perchas para acomodarlas de manera tal que la punta de la parte metálica apunte hacia vos, y cada vez que descuelgues una prenda y la vuelvás a colgar, hacelo de la manera inversa.
Al final de la temporada, observá cuales son las perchas que siguen en el mismo estado del principio y ahi tendrás tu respuesta.
Esta actividad también es ideal para recambiar tus viejas perchas de plástico por unas nuevas de madera, las cuales mantienen la ropa con mejor forma, en especial, las chaquetas.
SÉ LISTA, ARMÁ LA LISTA. Mientras ordenás tu closet, mirá atenta que es lo que tenés para poder pensar en lo que te falta. Todas sabemos en algun momento del día que tenemos que ir a comprar medias de nylon negras, pero estoy segura de que a todas nos pasa de salir a la calle y que nuestra mente se olvide completamente de esto.
Lo mas sencillo es realizar una simple lista de esenciales que notás que le faltan a tu guardarropas. ¿Por ejemplo? Camisetas, soquetes, bufandas, guantes, sombreros, un saco básico... Las posibilidades son infinitas.
ORGANIZAR PARA ENCONTRAR. Esta probado que uno usa con más frecuencia lo que tiene a la vista. ¿Como aprovechar al máximo los espacios para poder tener todo a la mano?
Cada tipo de prenda tiene su mejor opción, en el caso de los pantalones y faldas, la mejor manera es doblarlos por la mitad y colgarlos de manera tal que los ganchos a presión no marque la ropa.
Los sweaters deben doblarse para no perder la forma sobre la percha, así como las remeras y blusas, todas de la misma manera para que ocupen el mismo espacio en el cajón.
Se dice que los vestidos y camisas se organizan mejor al colgarse por color, aunque en mi caso personal, prefiero hacerlo por ocasión.
En cuanto a los accesorios, los pañuelos se distinguen mejor doblados y apilados, para comparar texturas y colores, mientras que los sobreros pueden apilarse a medida que encajen cómodamente unos dentro de otros, pero jamás deben almacenarse con peso encima que los pudiera deformar.
En mi caso, aunque debo admitir que soy bastante obsesiva y a veces me voy al extremo, tengo organizada mi ropa en dos placards pequeños. En uno cuelgan en el siguiente órden las prendas: faldas, pantalones, jeans, camisas, vestidos de día y vestidos de noche, junto a los zapatos de noche y algunos diarios para aprovechar espacio.
En el otro espacio, cuelgo los abrigos, tanto de verano como de invierno (porque uno nunca sabe cuando el clima se revoluciona), obviamente por colores. Además guardo las carteras una junto a la otra, de la mas grande, a las mas chicas, y luego, los sobres. En este lugar también guardo los zapatos de invierno, incluyendo las botas de caña alta, las que almaceno con un tubo de papel macizo dentro de la misma para que no se doble mientras está en el placard.
Espero que te sirvan estos consejos y mi obsesiva experiencia propia para encontrar la manera de maximizar el potencial de tu placard. Contame, ¿tenés algun consejo propio para agregar a la lista?
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